Ayer fue un día de esos que el laboro te dan diez patadas en la moral, los hígados y el orgullo. Así que ayer fue el día perfecto para ir a una sala de cine, disfrutar del aire acondicionado y paladear lo que se presumía como una buena historia y/o película.
Ayer fui (fuimos, pues mi mujer también cuenta) a ver Star Treck En la Oscuridad.
Título metafórico donde los haya -tan comunes en esta saga cinematográfica- nos muestran en pantalla la parte oscura de la flota estelar. Aquello que se precisa hacer pero nadie debe saber. Los actos ejecutados fuera de las normas. Una batalla física y moral que nuestros protagonistas resuelven con tino pese al tremendo coste de vidas humanas (aunque no se nos muestre en pantalla).
La historia se centra inicialmente en un personaje nuevo (no tan nuevo para los trekkies) que se llama Khan. Mostrado al inicio como un terrorista pronto veremos que este supersoldado nos tiene que relevar más cosas sobre ese mundo tan idílico.
Un buen guión -con algunos fallos salvables (¿cómo sabía la cura de la niña?)- que nos da una visión más moderna y actual de una saga moribunda. Demostrando que sí se pueden hacer buenas películas de ciencia ficción con esta tripulación y que la película anterior no fue un afortunado accidente. Un guión que no duda en beber de las mieles de los momentos legendarios de la primera tripulación (algunos -yo- ya esperaban ver Star Treck En Busca de Kirk como la futura tercera parte) para volver a mostrar que los aciertos de entonces no fueron fruto del fanatismo de los seguidores de la serie.
El director... es todo un acierto. Lo demostró con la anterior película y lo ha vuelto a demostrar con esta. Por fin se han dado cuenta los que ponen los dólares que para dirigir una película hace falta un director de verdad y no un actor aficionado a mover la cámara. Lo siento por Leonard Nimoy o William Shatner pero cuando mejor han funcionado las películas ha sido cuando no dependían de ellos.
Tengo ganas de ver que puede hacer J.J. Abrams con la nueva película de Star Wars.
Por supuesto, y solo por mencionarlo, los efectos especiales y los actores están muy bien.
Un dato gracioso fue que antes de empezar la película la música que sonaba en todo el cine era la BSO de ¡Star Wars! ¡Qué poco tacto, Dios mío!
PD: Al finalizar se oyó el comentario de que Sheldon Cooper era Spock. Pero esto es ya muy friki.
