Duelos con kevlar.
Una de esas curiosidades que da el cine de vez en cuando. Nos encontramos con una película cuyo eje son los duelos. Ni más ni menos. Los duelos en la actualidad mexicana. Duelos sin sangre, eso sí. O casi. Son duelos que se basan en disparar al chaleco antibalas del rival mientras este permanezca dentro de su círculo. El que consiga derribar al rival o que este se rinda gana. A veces salta la sangre, pero al estilo del salvaje Oeste.
Por medio el guión justifica estos momentos de tensión con la historia de búsqueda de venganza entre dos duelistas, chico y chica, que se gustan pero no lo admiten. Y, cuando lo admiten, la cosa se complica aún más. Que esto no os eche para atrás. La película es visible. No es una maravilla pero se deja ver. Podemos pasar un rato entretenido si no buscamos nada especial. Cierto es que una dirección mejor bien le hubiera hecho. Un poco más de tensión en los duelos tampoco sobraría -aunque es difícil añadir tensión cuando sabes de antemano que no se juegan la vida-. Pero la historia, aunque lenta, no está exenta de interés y los actores cumplen con su cometido. Realmente encuentro buena la actuación de la pareja protagonista y sorprendente la aparición de Mickey Rourke; cuyo rostro de verdad que me parece insoportable.
En resumen: una película para ver sin muchas pretensiones, una curiosidad.
Lo mejor: Freida Pinto.
Lo peor: el final.
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