miércoles, 14 de marzo de 2012

Skyrim (3) - Túmulo del Hombre de Polvo

Blood and death are waiting like a raven in the sky
I was born to die
- Manowar

Vilkas, apañero de los Compañeros 

Llegado al túmulo uno de los hermanos (Vilkas) me está esperando para acompañarme a su interior. Todas las cuevas son iguales, pasillos, trampas, enemigos, más pasillos. Con  la ayuda de este compañero no tuve problema alguno para terminar la misión. Lo más relevante de la misma fue, en un momento dado, ver al hermano convertirse en un lobo y aniquilar con su furia a todos los enemigos presentes. ¡Hombres Lobo en Skyrim! Y al parecer todos los del círculo interno de los Compañeros lo son. No me extraña que nuestros enemigos fueran enemigos de los hombres lobo. Ay, ¿dónde me estoy metiendo?

Si en Oblivion teníamos vampiros ahora hay que sumar los hombres lobo. Hum... interesante.

Ya era miembro oficial de los Compañeros. ¿Me volveré un hombre lobo? Visité la capilla para recibir la bendición del draedra (el dios) de turno y liberarme de los efectos negativos adquiridos por las peleas. Allí una de las religiosas me pidió que consiguiera un trozo de árbol mágico situado en el Santuario del Brillo de los Antiguos, pero para ello antes debía conseguir un cuchillo especial de una bruja en la Roca Huérfana.

¡Leches, das un paso y te dan otra misión! Un poco de paz, por favor. Tengo pendientes ésta, la principal del Túmulo de las Cataratas Lúgubres, Liberar al chico ese, visitar el Colegio de Hibernalia y la Capilla de Azura. Seguro que sumaremos más.


La primera vez que me acerqué a la Roca Huérfana lo pasé muy mal, así que opté por rodearla y hacer uso del arco desde las cordilleras colindantes. Por casualidad me topé con la Atalaya Sur de Vigilia de los Cielos (matando con un ser de hielo cuyo nombre no me acuerdo). Explorándola -sí, me olvidé de mi misión, vamos, pasé de ella por un tiempo- salí al exterior por la Guardia del Norte del Confín Celestial.
Por supuesto, el camino estuvo algo accidentado con enemigos varios, pero nada memorable que reseñar.

Roca Huérfana
Después de hacer turismo me lanzé contra la bruja de la Roca Huérfana, y tras muchos intentos (y muertes gloriosamente heróicas) la maté, la pateé, le robé y me llevé el susodicho cuchillo. En la capilla, cuando le dije a la religiosa que ya tenía el arma esa, se me unió un hombre que me acompañó hasta el santuario. Gracias a él, una vez en el santuario, no necesité romper el árbol sino que bastaba con recoger un arbolito pequeño.
Al principio a la religiosa no le hizo mucha gracia pero luego aceptó la verdad de las palabras de ese extraño.



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