martes, 13 de marzo de 2012

Skyrim (2) - Cauce Boscoso a Carrera Blanca

Strong winds - magic mist
to asgard the valkries fly
high overhead - they carry the dead
where the blood of my enemy lies.
- Manowar

Paseando por el bosque nunca me olvido de recoger plantas diversas, mariposas, y todo aquello que se pueda usar. Más parezco un agricultor que un guerrero legendario, pero qué se le va a hacer.

Es de agradecer que no hayan variado mucho el metodo de uso de la habilidad de Alquimia, aunque sí que noto diferencias en la Herrería.

Bonito, ¿verdad?
Nada más llegar a Cauce Boscoso me encuentro con un humano que se queja que hay un elfo que se intenta tirar a su novia. Dijo yo que no será su novia si todavía ni siquiera sale con él, pero no seré yo el que le despierte. Así que este chaval me pide que aleje a ella del mal camino. Cosa que no se pueda solucionar en cinco minutos.
Tenía una cita, a la que no podía faltar, con el padre de mi compañero de fuga. Este buen hombre me pide que le comunique al Jar -lo que viene a ser el alcalde- de Carrera Blanca la noticia del dragón. Como la cosa me pilló con ganas dirigí mis pasos hacia dicho lugar. Disfrutando de paso del paisaje, hermoso paisaje montañoso.

Ya parece que empiezan a surgir las misiones secundarias. Ahora el juego empieza a crecer y a asustar por su enormidad.


Cerca de la entrada a Carrera Blanca me encuentro a un grupo de guerreros que se cargaron a ¿unos gigantes? -La verdad es que tampoco me fijé mucho- y una de ellos me recrimina el haberme perdido la acción. ¿Había quedado con ella? Ahora que recuerdo creo que sí, nada más llegar a Cauce Boscoso me pilló por banda y algo me dijo, pero no le hice mucho caso. Pero el caso es que el grupo pertenece a los Compañeros de no se qué (¿se nota que no me acuerdo del nombre? A partir de ahora «Compañeros» y punto.) y me invitan a reunirme con ellos, unirme al grupo y pelear juntos en batallas épicas que serán cantadas por lo juglares al tiempo que regamos de alcohol nuestras desventuras -oig, que bien má quedaó eso-.

Primer grupito al que te puedes apuntar en el juego para darle más jugo al tema.


Les dejo marcharse y entro por mi cuenta en la ciudad. Tras investigar un poco las tiendas y liberar a una de las tenderas de un juglar pesado -a puñetazos acabó la cosa, sin remedio- adquerí la misión de localizar a un tal Thorald. Según unos vecinos está preso en un fuerte lejano, ya llegaré allí, no hay prisa. Tampoco tenía mucha prisa para hablar con el Jar por lo que decidí darle un vistazo a la sede de los Compañeros. Allí me apunté a su grupo y me encomendaron una misión, de matar a un jefe bandido en Torres de Valheim. Después ya fui a ver al Jar que me pasó con su mago, el cual me encomendó recobrar una losa de piedra en el Túmulo de las Cataratas Lúgubres.

Decisiones, eso va a ser la tónica general del juego: qué misión hacer, por dónde voy, ¿merece la pena explorar esta cueva que acabo de descubrir en medio del camino?

Obté por visitar primero al jefe bandido ese, para hacerme un nombre entre mis nuevos colegas. Como todavía no tenía un caballo -ni tengo aún- me vi obligado a usar las piernas. Estas se desviaron solas hasta llevarme a la Guardia del Río Blanco, en donde, tras matar a todo bicho viviente -excepto a un lobo preso-, aparecí en un punto más alto de la montaña, justo arriba de la entrada de la cueva. Recogidos todos los tesoros y rapiñado todo lo necesario pasé a visitar La piedra ritual, situada a medio camino, y llegué a las cercanías de las Torres de Valheim.
No consideré muy inteligente atacar de cara y ascendí un poco la montaña, visitando de paso Roca de Guldum, y desde las alturas, haciendo buen uso del arco, fui aniquilando a los bandidos y cuando me pareció prudente fui hasta su jefe (en realidad me encontró él, paseando por las torres).
Muerto el perro se acabó la rabia así que me volví para Carrera Blanca ha recibir mi justo reconocimiento por terminar la misión. Como resultado me encomiendan una misión de prueba en el Túmulo del Hombre de Polvo. Una vez la termine seré miembro de pleno derecho de esta sociedad.

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