martes, 22 de octubre de 2019

Sombra (2019)

Clones naturales en la antigua China feudal.



He de admitir que la razón por la que me vi atraído por esta película era por su fotografía. Su cautivadora imagen me cautivó de tal forma que pese tener el origen que tenía me forcé a verla. Y digo me forcé porque de lo que me temía todo se cumplió. Una historia lenta, alargada en exceso, que, aunque desconozco si está basada en algún hecho histórico, suena a patraña. Claro que siempre se ha dicho que la realidad supera la ficción pero... cosas como esta no creo que sucedan. Y no lo digo por lo de los dobles, que puede que sí hicieran esas artimañas. Aunque daría que pensar que si eran idiotas el resto de la gente o qué. No son dobles reales; si no gente muy muy pero muy parecida que sustituyen a otros. Daría que pensar si era verdad aquello de que 'todos los chinos parecen iguales'. Claro que la historia ha demostrado la existencia de varios dobles de gente famosa. Franco, sin ir más lejos.
  Pero no. Yo lo decía por el motivo que lleva la historia hasta el final. La batalla de la reconquista de un pueblo (o poblado de mala muerte, más bien) y el duelo entre el gran comandante enemigo y el doble del comandante 'amigo' y sus tonterías acerca de los paraguas y las lanzas. La verdad, hay que verlo para entender de qué hablo. Lo siento.

Así pues nos quedamos con lo que es. Una preciosista historia medieval. Con imágenes cautivadoras y ciertos toques acertados de guión pero que no aguanta casi las dos horas de metraje que lleva a sus espaldas.

Lo mejor: las imágenes, con esa fotografía triste, crepuscular.
Lo peor: la duración.

En resumen: solo para adictos al cine.