domingo, 11 de marzo de 2012

Skyrim (1): Los inicios



I´m not a prisioner, I am a free man.
Iron Maiden.





Como todo juego este también tiene su principio, y como todo buen juego este principio sirve de tutorial para hacerse con los mandos del juego y habituarse a ellos.

La historia no podía tener un principio más desalentador para este pobre prisionero que, montado en una carreta, comparte penurias con sus compañeros encadenados, mientras es llevado a su cruel destino. Al parecer los imperiales nos toman por un rebelde al que deben de cortarle la cabeza -sí, literalmente-, pese a su error. Y es un error porque al pasar lista el soldado se da cuenta que no soy un rebelde. ¡Joder! Si no estoy en la lista no soy de los malos ¿es que no te enteras?


El pasar lista le sirve al tutorial para empezar a diseñar el personaje. Ya sabéis, lo típico; raza, sexo, etc... Supongo que a la gran mayoría le gustará eso de elegir cada característica, del personaje (pelo, color, estatura y peso, números de poros en la piel,... ) pero la verdad es que a mí me da igual porque al final siempre, siempre, acabo eligiendo el mismo tipo de personaje. Bueno, a veces elijo una mujer para alegrarme un poco el día.


Cuando ya casi veía mi cabeza rodar por el filo del verdugo la fortuna en forma de dragón me salvó el cuello. El ataque repentino del animal a la fortaleza de Helgen me obligó aliarme con uno de los que andan danzando por allí (sinceramente, no recuerdo si es un imperial o un rebelde). Bueno, más bien me vi obligado a seguirle por las catacumbas, mazmorras y grutas subterraneas, luchando con todo enemigo -estos malditos rebeldes- y bicho raro a nuestro alcance, hasta salir al exterior.

Un buen tutorial que te permite aprender los movimientos básicos del juego. Además, es de agradecer algunos cambios que han realizado sobre el anterior juego (Oblivion): Las flechas ahora no pesan nada, lo cual antes lastraba bastante la jugabilidad del juego -creo que es mejor hacer esta concesión a la jugabilidad quitando parte de la simulación de la realidad; después de todo es un juego-. Aunque los menus han variado demasiado -esto es puramente personal- de el anterior juego su sistema de aumento de nivel me parece más sencillo y atractivo que el Oblivion, sobre todo porque ahora no necesitas dormir para subir de nivel y las habilidades. En contra el inventario me parece menos logrado, aunque más atractivo a la vista.



Una vez a la luz del día mi compi me invitó a acompañarle a su poblado (Cauce Boscoso), casualmente cerca de ahí, y hablar con su papi sobre el ataque del dragón. Pero como soy chico de culo inquieto algo me dice que a la izquierda -el radar- hay una mina en la que seguramente encontraré más aventuras y violencia gratuita regadas con prometedoras recompensas. Así que le abandoné (más bien me abandonó él, pero bueno, no pasa nada, sin rencores tú) y me metí en la «Mina de Ascua». Poco hay que decir de aquella pequeña incursión. Haciendo buen uso de la magia de llamas y mi espada avancé cauteloso -aumentando así «sigilo»- destrozando a todo enemigo que se pusiera a mi alcance. Cierto es que hubo sitios en los que el sigilo no me servía de nada al ser varios enemigos juntos los que había que encarar. Pero nada que un arco y unas cuantas flechas no pudiera solucionar, o al menos ayudar a matarlos. Curiosamente la salida de la mina me sitúa más cerca de Cauce Boscoso que la entrada a la misma así que reprimí mis ansias de explorador y anduve en busca  de civilización.

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