miércoles, 11 de diciembre de 2013

Turbo

Corre caracol, corre.


Si hace poco hablábamos de uno de los descalabros en taquilla del año (El Llanero Solitario) hoy toca su pareja en desdichas económicas de este 2013.

Y sinceramente no es de extrañar puesto que a simple vista la tontería esta del caracol veloz no llama por ningún lado a los padres que deben pagar el capricho infantil de su descendiente infante. ¿A quién se le habrá ocurrido poner un baboso con poderes en la Nascar? No lo sé, pero supongo que en Dreamworks habrán caído cabezas.

La idea del maravilloso guión es la siguiente: un caracol es aficionado adicto a la Nascar y por fortuna su cuerpo absorbe el nitroso que usa un coche para revolucionarse creando en su cuerpo una especie de mutación (sí, como un Spiderman cualquiera) que le permite correr velocidades de vértigo. Así, tras varias peripecias (con más o menos gracia, que no graciosas), consigue correr en la Nascar (¡manda huevos!).
Cierto es que por el trayecto a su periplo personal conocemos a secundarios más o menos interesantes, todos predecibles y algunos irrelevantes y sobrantes, pero el guión mantiene el interés a duras penas. Sinceramente no entiendo de donde han sacado más ideas para crear una película de televisión.

No hablaré mucho de su dirección (correcta, con algún repunte sorprendente), ni de su animación (correcta, otra vez sin sorpresas) que se queda bastante por detrás de las maravillas de Pixar. Pero esta película servirá para tranquilizar a vuestros zagales en una tarde en la que se encuentren especialmente movidos. Podríamos llamarla la película valium.

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