domingo, 22 de abril de 2012

Battleship


Transformers marítimos con ecos videojuegiles.

Venga, no me negaréis que el cartel impacta.

Nunca me lo había pasado tan bien, con una película tan mala. Creo que esta frase ya dice que tipo de película es ¿no? Sinceramente, no creo que nadie que pague la entrada para ver este espectáculo piense que va a ver una buena película. Si es así le aviso antes de que se gaste los euros de que está muyyy equivocado.

La película en sí es mala. Es mala porque algunos actores sólo están ahí para pasearse, otros para poner cara de ¿padre constreñido? -Liam Neeson- y otros se lo toman en serio mientras alguna celebridad se pasea por el plató intentando dar lo mejor de sí misma -algunas veces nos engaña y parece hacerlo bien y otras más parece una macarra del bronx-. Es mala porque el guión, aunque la idea de base -o hilo argumental- no está mal pensado, está sustentado por algunas acciones tan incoherentes como estúpidas -si te lo crees allá tú-. Avisaré que la primera media hora sólo sirve para hacernos más odioso y/o repulsivo al protagonista -que ha decir verdad me gustó más en John Carter-, a excepción de la escena del burrito que a parte de hacernos sonreir ya nos avisa que el "prota" muchas luces no es que tenga -no entenderé nunca, si tan irresponsable y orgulloso es, como tiene un cargo de tanta responsabilidad dentro de la marina-. De hecho el protagonista es como el papel de Tom Cruise en TopGun pero llevado a la enésima potencia -¿captáis?-.
El resto del tiempo ya llegan los fuegos artificiales. Unos fuegos artificiales de categoría, magníficos. Y qué bien luces en pantalla grande. Para que os hagáis una idea es como si los transformers fueran sólo naves tripuladas y  sus tripulantes unos reptiles con los trajes sacados del videojuego «Halo». Una pirotecnia que te inunda y te impide pensar en lo que estás viendo y cuan raro o incoherente te resulta ver algunos actos o hechos. A modo de ejemplo pondré la excelente dureza del ancla del acorazado o la bravura tonta del hermano del protagonista y su final. Pero bueno, hemos venido a ver efectos especiales y barcos hundiéndose, ¿o no?

En cuanto a la dirección... se nota que el director de Hancock es alumno aventajado de Michael Bay. Creo que con eso ya lo he dicho todo.

En definitiva es una película que no pasará a la historia cinematográfica a no ser por algún raro dato estadístico relevante -no, no es la primera película de Rihana-, pero ofrece, con creces, lo que promete.

 PD:¿Qué os apostáis a que habrá una segunda parte?

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