domingo, 4 de diciembre de 2011

Espartaco, Sangre y Arena

¡Más sangre y más arena, por Júpiter!

Vista ya la primera temporada por fin puedo escribir para dar mi opinión del conjunto. Lo primero diré que me ha gustado aunque me esperaba más sangre y arena y menos «Yo, Claudio». De hecho la serie se basa más en las intrigas "palaciegas" de la casa Bariato -o como se llame- que en los enfrentamientos de los gladiadores, los cuales sólo sirven como causa o desenlace de las mismas.

Sin embargo sus peleas -que las hay- son espectaculares, gloriosas, sangrientas y alto lentas a veces, No me quejaré de su excesiva homoglobina digital -y digo excesiva porque de un arañazo sale un río rojo que ducha al público alejado cinco metros de ahí-, que a veces da más risa que otra cosa, pero sí de su reiterativo y agobiante uso de la cámara lenta. Me gusta la cámara lenta pero aquí más parece un truco para alcanzar los cincuenta minutos de duración por episodio.


Xena, la princesa guerrera.
A su favor, a parte del guión y unos grandes actores (sobresalientes todos ellos), tiene también la ambientación y representación de la civilización romana. Sí, sexo incluído. Porque tiene sexo, mucho sexo. Porque antes era así. ¡Qué enorme paso atrás dimos con la edad media y la retrógrada cultura religiosa dominante! ¡Por la polla de Júpiter! (Expresión que es capaz de salir más de veinte veces en un capítulo)

Por cierto que la revolución que tanto esperamos (quizás por tener un Espartaco un tanto indeciso o bobete) no surge hasta el capítulo 13 -irónico-. ¡Y vaya sangría!



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