domingo, 13 de noviembre de 2011

Fin de semana: Ordesa, la GR-11 y Alquezar.

Este fin de semana por fin hemos podido irnos al Pirineo de escapada. Lo necesitábamos. El primer fin de semana que lo intentamos no pudimos por culpa del puente -ni habíamos caído en la cuenta de dicho puente-. El segundo fin de semana el tiempo no acompañaba así que lo tuvimos que aplazar al actual.
Afortunadamente nos ha acompañado el buen tiempo y nos hemos lanzado cual cabras al monte. O más concretamente al valle de Ordesa para patearnos la ruta a la Cola del Caballo. Una ruta que yo recordaba más corta culpa seguramente de la confusión que crea el tiempo en los recuerdos y es que ya han pasado más de dos décadas desde entonces.
El viernes depués de recoger a mi mujer en el trabajo y comer cerca de él emprendimos viaje puesto que ya anochece pronto y todavía tengo miedo a las bestias de la noche -si es que soy un chavalín-. Aún así se nos hizo de noche poco antes de llegar a Torla, en donde habíamos reservado habitación en el hotel Villa de Torla.

Gradas del Soaso

El sábado por la mañana empezamos camino a Ordesa -sin madrugar, que para eso dormimos en Torla por la noche- en donde al llegar ya había mucha gente aparcada. Iniciamos camino, andamos, subimos, pateamos, volvimos a andar, descansamos y andamos un poco más y trás dos horas y media alcanzamos nuestra meta y nos pusimos a celebrarlo con un buen bocata de chorizo de Pamplona -¡si hacía tiempo que no probaba uno así!-, bocadillo que tuvo la facultad de hacernos recordar nuestros años infantes en cuando nuestras madres nos preparaban la merienda para el colegio.
Bajamos de regreso al hotel con la particularidad que la parte inicial de la senda -ahora la final, claro está- se nos antojó demasiado larga. Como que no recordábamos haber andado tanto al principio ¿sabes? Pero lo mejor fue, una vez aparcado el Heavymovil en la villa de Torla en tomarnos esa cerveza que como justa recompensa se les da a los senderistas trás una dura jornada -y correspondiente trueque monetario, claro está-. Después de intentar cenar somolillo de caballo tuvimos que conformarnos con un somolillo de ternera -¡qué se le va a hacer!- excelente como paso previo para plegar la oreja en la almohada. Y es que este ha sido también el fin de semana de los platos fantasmas: en el primer restaurante no había sepia -entramos sólo por la sepia- aunque salimos bien cenados y luego el solomillo de caballo.
A la vuelta, si bien en la ida fuimos por Biescas a Torla, esta vez se nos ha antojado ir a Boltaña; visitarla y de paso subir al mirador del castillo -que digo yo que si pusieran lo que hay que subir no subiría ni Dios. Aunque con un «no hay huevos» en el cartel igual se pica la gente y suben más-.
Trás castigar mis agujetas más todavía tiramos para Alquezar atravesando Ainsa y Barbastro. No había estado en este pintoresco lugar y sinceramente me ha gustado mucho. Aunque mucho más me ha gustado comer en uno de sus restaurantes pues tenía hambre de león. Después nada: en una hora ya entrábamos en Zaragoza.

2 comentarios:

alcorze dijo...

Buen finde y buena vuelta al volver ;)

SarlaukaJop dijo...

Grax, XD