miércoles, 17 de agosto de 2011

Templario

El poster promete, lo que no da.
Ironclad, o un jedi sin tierra.

A priori -y según trailer- una historia interesante en la que nos sitúa en una Inglaterra en donde el rey Juan intenta recuperar su poder perdido ante los barones a golpe de espada, crueldad y vikingos -o noruegos, o lo que sea-. Con una introducción en la que se nos explica los antecedentes y la participación de los templarios en ellos enseguida entramos en "faena". Con un rescate de risa en el que se nos intenta mostrar a los templarios como auténticos caballeros jedi. Un rescate del que sólo sobrevive un templario -porque al resto sólo se les ocurre atacar a los otros dos- que corre a Canterbury para reunirse con el Obispo -a punto de ser excomulgado por redactar la Carta Magna-.
Con un barón corre este templario a reclutar soldados por las campiñas. Hasta sumar un total de 7 -¿os va sonando de que va?-. Resulta que han de defender cierto castillo que posee no se qué valor estratégico. ¡Cómo si fuera el álamo tú!
Aburrida y sosa película que cuenta con un guión de tebeo; con unos diálogos de tebeo -del malo-; con unos personajes planos y unos actores que por más que intentan ponerles algo de carisma no lo consiguen -y en teoría malos no son-. La dirección... pues no ha estado a la altura. Pese a ser su salto a la gran pantalla debería haber esperado más -por lo menos a saber dirigir escenas de acción-. Si bien su anterior película -que no comenté aquí en su momento- no estaba mal para ser de televisión la que hoy nos toca parece incluso inferior. Aunque está contiene más hemoglobina digital que la otra. Pero como lo que nos venden es sobre todo acción -tampoco tiene más miga, no os vayáis a pensar- navega que hace aguas. Porque las peleas son malas, malísimas.


Da dos espadazos con ese espadón y ponte a descansar ¡qué no es un sable laser!

¡Si pesa más que tú, guapa!
Eso sí, la fotografía es estupenda y está unida a una ambientación fabulosa. Algo bueno debía tener.

Algo curioso que a mí me choca cantidad es el hecho de que los vikingos ayudan a ese rey cabrón porque éste les ha prometido que el Papa no evangelizará en sus tierras. Hummm... casi podría pasar. Pero después resulta que el susodicho rey, en un momento en el que los norteños esos se van a retirar, chantajea al jefe vikingo con que si se iban el Papa automáticamente evangelizará sus tierras y que cuando ellos llegaran se encontrarían con sus hijos rezando a un cristo. ¡Y el melenas se caga en los calzones!

Veamos. Seamos serios. Primero -que el rey está solo- yo me cargo al tiparraco de la corona. Segundo el camino que ellos han de recorrer para volver a casa es mucho más corto que el mensaje al roma y de roma a... donde sea.

1 comentario:

alcorze dijo...

Uff, a mí me costó acabarla de ver. Es un tostón de tomo y lomo. Lo único que se salva es la casquería de algunos combates pero, como bien dices, ni argumento, ni actores ni ná de ná.

Y lo de la señora del castillo seduciendo al templario es ya para echarse a llorar.